viernes, 12 de agosto de 2016

II CARTA ABIERTA DEL PRECON A LA COMUNIDAD INTERNACIONAL

II CARTA ABIERTA DEL PRECON A LA COMUNIDAD INTERNACIONAL* 




LO QUE AUN PUEDE HACER UN HOMBRE SIN UN COMPUTADOR BUSCANDOLE SOLUCIONES DE FONDO A LOS PROBLEMAS DE FONDO QUE AFECTAN O PERJUDICAN LA COMUNIDAD A LA QUE PERTENECE, DE TAL MANERA QUE EL Y ELLA, RESISTIENDOSE AL SILENCIO Y AL OLVIDO, PUEDAN SALIR DEL FONDO



Negarse al poder resonante y sugestivo de los símbolos es negarse a una mejor comunicación pública. ¿Quién niega que sea comunicación en la era de la informática lo que más se necesita?

El ciudadano Elkin Gaviria (Pombozea), artista e investigador independiente, ha soportado el rechazo y la discriminación por hacer valer su orientación sexual, concepción filosófica y posición política, regularmente opuestas a la de una sociedad que muestra tendencia a la polarización, la dogmatización, el tipo bisexual y la segregación socioeconómica. Y ha constatado con decepción que el inmenso poder del Estado Colombiano, particularmente el político que emana del ciudadano, no es soberano y se somete al dominio de los gremios o grupos de interés, particularmente económicos, por lo cual la empresa privada o los particulares intentan burdamente reemplazarlo.

Cansado de lidiar con esa descompuesta, pero muy bien puesta y perfumada burocracia capitalina y de migrar de una oficina a otra, el creador del PRECON(Programa de Reconciliación y Convivencia) y del ESTUCHE-PRECON(sistema simbólico basado en una serie de emblemas heráldicos conmemorativos), en medio de gran precariedad, culminó implementando el mismo con fotocopias grapadas, los croquis o diagramas de una de las aplicaciones de su proyecto, (1) produciendo un cuadernillo de colorear que distribuye entre la comunidad de forma artesanal y el cual denominó: “Pinta los Bicentenarios de la Independencia de América”. El cuadernillo contiene al menos seis páginas de una construcción lúdica y didáctica que al crear y recrear un variado e inagotable universo simbólico, recupera para todo público identidad, sentido de pertenencia, valores revertidos y los principios fundacionales republicanos de Latinoamérica.

El autor, de cincuentaydos años de edad, se ha dedicado desde 1985 a forjar o blasonar este armerial sin haber recibido, agosto 25 de 20105, un lápiz, una hoja de papel o una asesoría y lo más curioso, ni una respuesta consecuente o socialmente responsable de parte del estado, ante las múltiples acciones personales que de todas las formas legales posibles se han interpuesto.

Esta, indudablemente es una señal de alerta para la comunidad internacional y por su alto contenido simbólico debería constituirse en un caso arquetípico. Las potencialidades del ser humano peligran ante la insensibilidad ominosa de un estado opulento pero mísero, o sea, lleno de grandes estructuras, sofisticados ordenadores y personal calificado, pero en su función natural, obsoleto.

La admirable recursividad e inventiva por la supervivencia diaria del ciudadano con un mínimo de herramientas, o sin ellas, frente a la improvisación, la superficialidad, el montaje y la grandilocuencia de los onerosos y prolíficos planes estratégicos de los entes oficiales, llámese: ministerio, alcaldía, alta consejería, departamento administrativo o empresa del estado.

Con un órgano legislativo más pendiente de la excepción que de la norma, que banaliza lo que por naturaleza es trascendente y complica lo que por naturaleza es simple. Que no atiende un estudio previo que permita aliviar la permanente crisis   social y humanitaria de un país sobre- diagnosticado. Donde la impunidad y la corrupción (evidentes e impúdicas), ligadas a un sistema judicial que no se reforma y que encima somete la población a un paro despótico e inhumano, lo que hace es dejar al ciudadano obligatoriamente envilecido, contaminado o excluido y de paso, obligatoriamente envilecida, contaminada o excluida la comunidad en general.

Un estado que no califica, en términos de honestidad y decencia, frente a la nobleza del ciudadano común, ni ve allí su más preciado activo. Desperdiciando o desechando un recurso natural o gema en bruto, que solo en condiciones de integridad física y moral puede desplegar su potencial o brillo. Estado que al ciudadano lo obliga y le prohíbe omnipresente hasta lo más absurdo, pero desaparece tras una ventanilla cuando se requiere que cumpla con las obligaciones que para con él tiene y acate sus restricciones.

Que para efectos de diseñar y aplicar políticas públicas, mide o agrupa la población en categorías o áreas de competencia tan confusamente (Profamilia, Familias en acción, Primera infancia, Tercera edad, etc.), que se diluye o bifumina la responsabilidad objetiva en perjuicio de la célula del tejido, o del verdadero, multifacético pero menos confuso, núcleo de una sociedad sana que es el ser humano de carne y hueso, cuerpo y espíritu.

La persona encasillada desde su concepción en las jerarquías de un supuesto orden social, a pesar de ser en el papel sujeto de derechos, queda relegada o suspendida en un cuadro estadístico, como un guarismo que tiende a desaparecer en tales abstracciones. Es como si  las luces de la ilustración no hubiesen alcanzado a iluminar nuestro tiempo, ni que los adelantos científicos y tecnológicos pudieran ser de utilidad pública, capaces de satisfacer las necesidades básicas de la ciudadanía.



La nuestra, parece una cultura nacional en liquidación y eso es porque la persona en sus dimensiones, individual e interindividual o social, no es la institución que más interese proteger al agente gubernamental en principio y como resultado se niega al artista e investigador independiente, entre otros, la posibilidad de mostrar su obra, divulgar sus innovaciones y a la comunidad que de ellas adolece, la posibilidad de apreciarlas.

No obstante, ese estado en todos sus niveles, apoya con significativos recursos, cada semestre en muchas categorías, obras e innovaciones que la mayoría de la gente no ve, ni palpa, ni se entera, y cuyo criterio de selección, artístico, científico y cultural responden al gusto  y los intereses de una elite que, por desgracia, desprecia lo autóctono (tanto como lo auténtico) invocando continuamente lo global, y añora socioculturalmente lo extranjero.



En consecuencia, es necesario como política pública rescatar el respeto por el ser humano como un recurso invaluable y aunque parezca obvio, promover el desarrollo del individuo con identidad cultural propia  independiente de cualquier condición o consideración. En el fondo es desde y hacia donde la expresión artística y los avances científicos se dirigen. Reconocer la actitud o el sentimiento que aliena o desvaloriza ese potencial de la persona, como una mórbida tara psicosocial, sancionándola cuando interfiera con la función pública y dar por hecho, fácil de probar, que invertir en la construcción de ciudadanos íntegros, con profundos cimientos, dinamiza aún más la economía de los países.(2)









ACERCA DEL LLAMADO INCORRECTAMENTE “BICENTENARIO DE LAS INDEPENDENCIAS”: La independencia de Colombia (nombre que a principios del s.xix designaba a América) que registra la historia, fue una, no en vano con ese propósito se tuvieron que  unir las antiguas colonias y por otra parte, las fechas rememorativas o bicentenarios son innumerables. Hay que anotar en este caso que los acontecimientos más honrosos o heroicos, como la llamada Gesta Admirable de 1813, cuyo bicentenario debería estarse conmemorando este año (esta nota se redacto para entonces) con “bombos y platillos” y otros tantos que, como pléyades se avecinan, se extienden más allá del 7 de agosto de 2019(Bicentenario de la Batalla de Boyacá), puntualmente hasta el año 2031, cuando se conmemora el bicentenario de la desintegración de la Gran Colombia y el supuesto triunfo de la restauración criolla.

Considerando estas efemérides como una época única e irrepetible oportunidad que no se volverá a presentar hasta dentro de dos siglos, lo indicado sería promover el conocimiento de la historia, para no volver como  sociedad a repetirla. Es decir, por esta vez una  historia como la gesta de Independencia nacional, mas  decantada que la Guerra de los mil días o el Bogotazo por mencionar algunas más recientes y aún confusas, al servicio de una mejor calidad de vida, aprovechando las lecciones  que nos deja, como una ocasión para lucir ante el mundo una institucionalidad viable, que también emprenda campañas altruistas y contundentes como la reconciliación y la convivencia o la erradicación del analfabetismo, por ejemplo.



Al respecto, fue acertado el profesor Gilberto Loaiza Cano, que advertía en la revista Numero #57, cuando se acercaba el Bicentenario del 20 de julio: “…ni la escuela, ni la televisión, ni los partidos políticos han contribuido a fijar símbolos que transmitan un sentimiento de orgullo por nuestro devenir republicano.” “…hoy… el ambiente parece menos trascendente, en eso incide la acumulación de la distancia temporal; la fragilidad discursiva del conocimiento histórico; la cuestionada condición de las instituciones básicas…” y recomienda: “…es necesario buscar la manera de popularizar una cultura histórica que entre otras cosas tenga atadura orgánica con la formación de una cultura ciudadana…”

Entonces, queda planteado así, con un respetuoso y singular ejemplo, una posición frente a un asunto de enorme trascendencia y actualidad. (3)

El autor contribuye con su obra, esta novedosa y precisa formulación ideográfica, en la formación de esa sociedad postconflicto, aportándole educación, comunicación, empleo, cultura y otras cosas que la hagan más equilibrada, eficiente, ética, confiable y amorosa. O, en otras palabras, más civilizada.

Finalmente resta invocar, más que el sentido común o del buen gusto, el sentido de honor y dignidad, que deben prevalecer a pesar del tiempo en  el espíritu y el carácter de gente como la nuestra, para que el mundo entero se identifique con ella.



Dios bendiga  la nación.





ELKIN GAVIRIA “POMBOZEA”





NOTAS:

(1)Los dibujos son trazados a lápiz sobre papel e iluminados con temperas y marcadores.

(2)Un texto que no pierde vigencia: “El individuo contra el estado” de Herbert Spencer (Cambridge 1884)

(3)Sobre simbólica nacional léase: “Política e identidad a comienzos del siglo xxi” Profesor  Carlos Patiño (U.P.B. Medellín, 1998) y “Santa Librada y las independencias americanas” Profesor Jaime de Almeida (Universidad de Brasilia, 2008).

*Texto redactado en 2010





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